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La encriptación y la privacidad

En Internet solo los más privilegiados, usuarios avanzados, expertos en softwares, entidades bancarias, departamentos policiales, corporaciones y empresas dedicadas a la ciberseguridad y la privacidad pueden alardear de que poseen sistemas casi impenetrables e impenetrables.

Sorprendería la cantidad de personas que navegan por Internet con sistemas operativos obsoletos y antivirus básicos. Esto ocurre particularmente en los países del tercer mundo, donde tener un sistema informático actualizado no es una prioridad, además de que los costos en tecnología son internacionales y se pagan al cambio en dólares.

La buena noticia para los usuarios domésticos es que los cibercriminales ponen su atención donde existen mejores ganancias. Lo cierto es que en estos tiempos no se puede confiar en ninguna plataforma. Todos son sospechosos: tiendas de comercio electrónico y apps, administraciones gubernamentales y policiales, los proveedores de Internet, correo y redes sociales, sitios webs y nubes, etc.

A pesar de la legislación cada vez más estricta sobre protección de datos personales, las filtraciones y robos de datos no dejan de ocurrir. Por ejemplo, los robos de información de usuarios de redes sociales, por medio de malwares o ataques hacker, siguen produciéndose. En otros casos, se ha sabido de ingentes bases de datos vendidas.

¿Cómo los usuarios pueden proteger su privacidad en Internet? La privacidad no se puede proteger en todos y cada uno de sus aspectos; sin embargo, la encriptación es una herramienta muy útil para ocultar la información personal o los archivos de malwares, rastreadores, aplicaciones piratas, hackers, entre otras amenazas.

La encriptación no es otra cosa que el cifrado de los datos: el proceso radica en vincular un algoritmo a una o varias claves secretas. El algoritmo transforma los datos en cadenas de signos ilegibles (letras, números y signos especiales).

En la práctica, se pueden encriptar todos los datos contenidos en dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles, computadores o tabletas. Las claves secretas de acceso a las computadoras, por sí solas, no protegen los datos. Cualquier usuario aplicado puede extraer la información de su disco duro conectándolo a otra máquina.

La tendencia es clara, la encriptación de todos los servicios que ofrecen las empresas dedicadas al ramo de la tecnología y las comunicaciones por Internet. Luego de varios escándalos sobre filtración de datos de los usuarios, ya es un hecho la encriptación automática. Los sistemas operativos más actuales (para PC y  telefonía móvil) ya incluyen métodos de encriptación. Asimismo, las empresas de e-mail y redes sociales están haciendo lo propio con el envío y recepción de los mensajes de sus usuarios.

Por su parte, las firmas expertas en seguridad hacen el esfuerzo por mantenerse al día con los sistemas de encriptación y resguardo de información que ofrecen a sus clientes. El cifrado se dirige a la navegación, chateo en Internet, redes sociales, comercio electrónico, operaciones bancarias, entre otras rutinas digitales. Ello evita que los ciberdelincuentes y saboteadores alcancen sus fines.

El protocolo HTTP (Protocolo de Transferencia de Hipertexto), que rubrica al principio los sitios webs, se convirtió en HTTPS, cuya S significa seguro. Las siglas HTTPS corresponden a Protocolo Seguro de Transferencia de Hipertexto, lo que supone el cifrado de la información antes de enviarse por Internet. Es decir, las webs poseen el SSL (Secure Sockets Layer o Capa de Sockets Seguros).

Además, los navegadores verifican la seguridad y autenticidad de las páginas webs. Cuando la página es segura el navegador muestra un icono de candado cerrado en la barra de tareas. En Chile es obligatorio el uso del certificado SSL desde 2018.

Hoy día el buen posicionamiento de los sitios en Internet depende de si tienen el certificado de seguridad o no. En la práctica, todas las webs que trabajan con datos de usuarios lo tienen, como cuentas móviles de bancos, e-commerce, billeteras digitales, etc.

En 2020, el trabajo en la cloud computing ha seguido creciendo. En el ámbito de la seguridad, las empresas que ofrecen almacenamiento virtual poseen entornos seguros. La mayoría de las veces las fallas de seguridad se deben a una configuración inadecuada por parte del usuario y la des-actualización del sistema operativo.

En el caso de organizaciones e instituciones que han ampliado sus capacidades de gestión y almacenamiento mediante la nube, la opción más lógica es integrar todo a la solución de seguridad en la red que ha sido contratada. Así se evita cualquier intento de acción criminal contra la infraestructura informática como un todo.

Las operaciones que se realizan en los entornos digitales fundamentados en la nube están cifradas en cada una de sus instancias: archivos guardados, aplicaciones de usuarios y transferencias de datos mediante proxy de cifrado.

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