La privacidad en línea es otro de los grandes retos de las plataformas digitales. Y es que cada vez que los cibernautas descargan una aplicación o abren una cuenta en alguna red social, tienen que aceptar las condiciones de uso que prácticamente nadie lee. Existe -y con motivos- aprensión en la manera cómo las más conocidas empresas tecnológicas administran la información personal de sus usuarios.
La legislación sobre protección de la privacidad que se ha puesto en práctica es aún difusa e insuficiente. La era actual, caracterizada por el consumo tecnológico y la vida en el ciberespacio, exige a las compañías mantener un ritmo frenético para estar a la altura de esta realidad digitalizada e hiperconectada.
Tal vez los sectores más demandados sean el de las nuevas tecnologías digitales y el de la ciberseguridad y privacidad. A tal efecto, las compañías centradas en la innovación tecnológica digital no deben menospreciar la importancia de la protección de sus plataformas informáticas.
En este contexto, la expansión de la digitalización sobre todas las formas de producción social ha influido positivamente en la conciencia de las personas; se puede apreciar un público, mayoritariamente menor de cincuenta años, más al tanto de sus derechos individuales respecto a la privacidad de sus datos.
La vida se ha trasladado al ciberespacio. En este sentido, las empresas de tecnologías digitales vienen incorporando en sus dispositivos sistemas más robustos de autenticación, como los biométricos y los accesos sin contraseñas. Los accesos a teléfonos inteligentes, ordenadores, cuentas online, aplicaciones, etc., se están haciendo a través de huella dactilar, escaneo del rostro, voz, etc. o por la combinación entre sistemas alfanuméricos (claves) y biométricos. La ciberseguridad, apoyada por la tecnología biométrica, está jugando un papel determinante.
El Aprendizaje Automático es una tecnología fundamental para el control y prevención de las campañas de ataques dirigidos. Pero, de ningún modo, implicará el cese de la actividad criminal en Internet. Además, la responsabilidad en la toma de decisiones respecto a la ciberseguridad recae en los ingenieros y desarrolladores, en una relación de complementariedad con la automatización que proveen los softwares y ordenadores.
Se requiere un tercer ojo, por decirlo de alguna manera, para evitar que los cibercriminales tomen ventaja en esta competencia entre los buenos y los malos. Quienes tienen una fuente de ingresos segura a través del dolo en Internet, han procurado tener sistemas de procesamiento de datos más ágiles, debido a que las contraseñas, sistemas de autentificación de bancos, etc., tienen una vigencia limitada.
Lo anterior explica por qué un sector de la ciberdelincuencia se ha movido a la consecución de información de otras fuentes, como el área médica y de seguros, que no sufre modificaciones a lo largo de varios años. Asimismo, los expedientes médicos y de seguros poseen datos más exhaustivos sobre las personas, lo que los convierte en una fuente más apetecible para los delincuentes.
Por ello, otra tendencia de ciberseguridad y privacidad es blindar el área de servicios médicos y seguros con técnicas de protección más avanzadas. La realidad se ha descrito entre dos expresiones: ataque y contra-ataque.
Por otro lado, la delincuencia on-line ha localizado en el sector de servicios públicos e infraestructuras sensibles ciertas flaquezas en la ciberseguridad. Y esto es debido a que las empresas de servicios (como agua, energía eléctrica, etc.), no actualizan sus dispositivos de ciberseguridad a la velocidad requerida, por los riesgos potenciales de suspensión del servicio.
La realidad que estas empresas de servicios afrontan, por los numerosos ciberataques que reciben, requiere un Security Operations Center.LosCentros deOperaciones de Seguridad son soluciones integrales consistentes en la centralización y gestión, en un dispositivo informático, de todas las operaciones de ciberseguridad de la organización.
A estas alturas, las tendencias que siguen cobrando fuerza están enfocadas, por el lado de la ciberseguridad, en el desarrollo del Aprendizaje Automático (en su versión de Aprendizaje Profundo) para proteger los sistemas informáticos; y, por el lado del cibercrimen, en el incremento de una red de asaltantes organizados en torno a la creación y difusión de malwares.
El financiamiento del cibercrimen posibilita que su tecnología se adapte a las nuevas estrategias defensivas de las empresas e instituciones privadas y gubernamentales. La inteligencia artificial también se está usando de manera ofensiva, para anular los sistemas de ciberseguridad y privacidad. Los algoritmos inteligentes hacen su parte de lado y lado y, como se analizó, también tienen un campo de acción criminal mediante la suplantación de identidades con los deepfakes.
Sin el uso de algoritmos inteligentes ya la delincuencia en línea ha obtenido buenos dividendos, pero es un hecho que los ataques se están apoyando en más y mejores técnicas inteligentes. Es una estrategia bis a bis entre automatización computacional y seres humanos, uno detecta anomalías potencialmente dañinas, los otros, crean nuevos instrumentos de defensa.
